Mercado inmobiliario: cayó la venta y bajaron los precios
La fuerte retracción del mercado inmobiliario el 2020 generó que muchos oferentes tuvieran que amoldarse para poder cerrar una operación.
El impacto de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus impactó sin dudas de manera negativa en el mercado inmobiliario, que registró una fuerte caída en la demanda, y la provincia de Entre Ríos no estuvo ajena a esta situación inédita.
Las fluctuaciones del dólar, que repercutieron en el valor de la construcción; la falta de valores de referencia del sector para comercializar los inmuebles, y la ausencia de opciones crediticias para poder comprar una vivienda, un terreno, un salón comercial y
El impacto de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus impactó sin dudas de manera negativa en el mercado inmobiliario, y la provincia de Entre Ríos no estuvo ajena a esta situación inédita.
Las fluctuaciones del dólar, que repercutieron en el valor de la construcción; la falta de valores de referencia del sector para comercializar los inmuebles, y la ausencia de opciones crediticias para poder comprar una vivienda, un terreno, un salón comercial y demás, generaron una fuerte retracción en el rubro.
La baja demanda se mantuvo en todo el año pasado, en un mercado con un reducido movimiento, y esto terminó por afectar los precios actuales. De este modo, en Paraná hay posibilidades de encontrar ofertas que son comparativamente convenientes y oportunas.
Saúl Hojman, quien se dedica al rubro inmobiliario desde hace más de 25 años y a partir del año pasado comenzó con su grupo de colaboradores a realizar un análisis sistemático del comportamiento del mercado local, comentó a UNO: “La crisis golpeó muy fuerte al sector en la provincia, al igual que en el resto del país, y esto hizo que comiencen a bajar los precios. Es una realidad”.
No obstante, aclaró que es difícil generalizar y que la oferta en Paraná es muy variada, y explicó: “Los precios bajaron, pero hay dos tipos de oferentes: el que dice que su casa vale determinado importe y no se mueve de su precio; y el que se amolda a la realidad del mercado y baja el valor del inmueble que tiene a la venta”.
“Por eso hay dos precios: uno para ofertar, y otro para vender, que son dos valores totalmente distintos. Hay ofertas, por ahí alguien tiene una propiedad a la venta a 100.000 dólares, pero hace tres años que no la puede vender, y acepta 70.000”, agregó.
En este marco, aclaró que la persona que vende no pierde, aun frente a los aumentos del costo de la construcción, y explicó: “Los costos de la construcción habían bajado mucho, pero con la inflación subió otra vez el valor del metro cuadrado (m2), pero queda equiparado, ya que una casa que tiene 30 años, tiene ese tiempo de uso, de desgaste, de amortización. Depende de la edad que tiene la casa o el departamento”.
Oferta y demanda Consultado acerca de si esta oportunidad de adquirir un inmueble a un precio menor al que se conseguía el año pasado reactivó el mercado, fue cauteloso y analizó: “En el mercado de la venta de inmuebles, hay dos tipos de compradores: el inversor, que busca adquirir una casa, un departamento, un galpón o un local para obtener una renta; y está el usuario, que se compra una casa para vivir, cambia su departamento, se divorcia y compra un lugar para vivir. En los dos casos se ha retraído la demanda”.
Entre los motivos de esta tendencia, evaluó: “Por un lado, esto pasa por la falta de capacidad económica de los compradores finales que buscan una casa para vivir en ella. En este momento se da que la mayoría está esperando a ver qué ocurre con la economía del país. Y el que tiene dinero no se apura, salvo que encuentre alguna oportunidad”.
Acto seguido, añadió: “En el caso del inversor, como la rentabilidad está muy baja, busca otras opciones fuera del mercado inmobiliario, y lo mismo pasa con el dólar”.
En este marco, indicó que la rentabilidad anual “no llega al 2%” y la mensual “ronda el 0,18%”.
“Un inmueble no le rinde nada. Muchas veces al propietario de un inmueble lo acusan de especulador los inquilinos, pero lo cierto es que la rentabilidad es muy baja, y necesita 50 años para amortizar lo que invirtió”, sostuvo.
Sobre este punto, comparó: “Mientras esto siga así, los alquileres parecen altos, pero en realidad los sueldos están bajos. El alquiler mensual de un departamento de un dormitorio, de buena calidad, cuesta lo mismo que un par de zapatillas”.
Asimismo, aclaró: “El propietario no es un especulador, un acaparador que se aprovecha, sino una mujer mayor que por ahí compró un departamento con sus ahorros porque su jubilación es la mínima y no le alcanza. La mayoría de los inmuebles en el mercado local están en manos de pequeños inversores, no de pooles que tienen 20 o 30 propiedades”.
Sin embargo, más allá de la coyuntura actual en cuanto a la rentabilidad, Hojman aseguró: “Adquirir un inmueble es una noble inversión y no es para inversores sofisticados o especializados, que tengan que conocer sobre el rubro. El pequeño inversor, que tiene 50.000, 100.000 o 200.000 dólares, no tiene que ser un experto.
Y a diferencia del bitcoin u otro tipo de inversiones, comprar una propiedad es un negocio seguro y siempre es una buena inversión, porque el ladrillo alguna revancha”, subrayó.
Precios
“La incertidumbre en el mercado no genera confianza y le quita las ganas al inversor”, aportó por su parte Roberto Ruiz, referente del rubro inmobiliario desde hace más de cuatro décadas.
Ante la pregunta de si esta incertidumbre y la gran pérdida de rentabilidad generó que más rentistas pongan a la venta sus inmuebles, remarcó que no, y refirió: “Primero, que está complicado para vender; y, segundo, que la inversión inmobiliaria sigue siendo la más tranquila, la más segura”.
En tanto, el momento de hablar de valores, Saúl Hojman indicó que en Paraná “el mercado es muy pequeño” y que “es variado lo que se oferta”. En este sentido, señaló: “En los inmuebles, sobre todo en lo que refiere a las casas, cada propiedad es única e irrepetible, y su precio va a depender de la ubicación, si tiene terreno, y otras muchas variables. No es como en Buenos Aires, donde se toma como referencia un barrio y se habla del valor del m2 en ese lugar”.
No obstante, comentó: “En lo único en que más o menos son comparables los valores es en la parte de los departamentos”.
Con respecto a este tipo de construcciones, refirió que “un monoambiente chico con una ubicación céntrica puede costar desde 25.000 a 28.000 dólares en adelante”, y aclaró que en barrios fuera de bulevares hay de menores valores inclusive.
En tanto, precisó: “Un departamento chico de un dormitorio en el centro cuesta alrededor de 35.000 dólares”.
Por último, hizo alusión a la reactivación del mercado que usualmente se da con el lanzamiento de los créditos Procrear para viviendas, y concluyó: “Por lo general son para autoconstrucción y esto hace que se reactive la venta de terrenos. En general siempre le han dado impulso al mercado inmobiliario”.